ORGANIZACIÓN DE LA BIBLIOTECA ESCOLAR
ORGANIZACIÓN DE LA BIBLIOTECA ESCOLAR
Cuando se organiza física y
técnicamente una biblioteca escolar, se tienen en cuenta muchos aspectos como
la infraestructura, el amueblamiento, la colección, los servicios y los
programas. El presente capítulo se centra en los primeros dos: infraestructura y
amueblamiento; en él se describe la distribución del espacio físico de la
biblioteca y la organización de los espacios con el fin de orientar a las
personas que quieren revisar y ajustar lo que tienen, o que desean diseñar un
espacio nuevo para su biblioteca escolar.
Lo primero es explorar la
capacidad física de la biblioteca escolar, pues de esto depende en gran parte
la organización de los horarios de atención a los grupos. No hay que darse por
vencido si lo que se tiene en principio es pequeño. Lo importante es compartir
con la comunidad educativa los puestos de lectura de la biblioteca para que cursos
completos, docentes de área, docentes de grado, estudiantes y profesores sepan con
claridad cuándo pueden ir, cómo se pactan los horarios, a qué carga académica
se le adjudican las horas que se trabaja en biblioteca y qué es lo que se hace
y aprende en
El espacio necesario y el que
queremos
Idealmente, una biblioteca
escolar debe tener capacidad para albergar simultáneamente una cohorte completa
de estudiantes de la institución. Esta capacidad suele expresarse en términos
de puestos de lectura, no de área. Por supuesto, hay unas áreas mínimas para
empezar, y es deseable que la biblioteca tenga hacia dónde crecer. En teoría,
cada grupo debería trabajar con su profesor en alguna de las habilidades de
búsqueda de información o en el trabajo que propone el aprendizaje propio de
una biblioteca escolar.
Para ser más precisos, la Norma
Técnica Colombiana 4595 de 2006 para áreas de bibliotecas escolares establece
que la biblioteca escolar forma parte de los ambientes pedagógicos Tipo B
(numeral 4.2.2. págs. 5-6) 2, de acuerdo con la cual se calcula dicha área
multiplicando 2 m2 por el 10 % de la matrícula total del plantel. Así, un
plantel de mil alumnos debería tener una biblioteca de 200 m2.
División del espacio físico
El salón asignado a la biblioteca
debe estar ubicado en la primera planta y se ha de separar en secciones para
permitir el trabajo de grupos en simultánea. Estos espacios son la zona de
estantes, la sala de lectura, la zona de lectura recreativa en grupo y el punto
de circulación y entrada. Es importante que todas las zonas de la biblioteca sean
visibles desde el puesto del bibliotecario, que suele ubicarse en el acceso
principal.
Una biblioteca escolar no tiene
puestos individuales o rincones de lectura recreativa, como los que se ven en
las bibliotecas públicas, con cojines blandos, hamacas,
El piso debe estar cubierto con baldosa o cerámica que sea fácilmente trapeable casi en seco, con una mezcla de alcohol y agua. La madera que se encera con productos inflamables es poco aconsejable.
Zona de estantes: como su nombre lo indica, esta área tiene la estantería, generalmente adosada a las paredes, y claramente señalizada, separando las colecciones de referencia, ficción e información.
Circulación y entrada: es el punto de paso y entrada a la biblioteca. Allí se encuentran los morraleros que albergarán todo lo que los estudiantes no pueden entrar a la biblioteca, como morrales y bolsas, elementos deportivos o comida.
Zona de trabajo en grupo: se trata de la sala de lectura general. Está equipada con mesas y sillas suficientes para atender cursos completos con el profesor o el bibliotecario.
Zona
de lectura recreativa: es un área destinada para la hora del
cuento, las sesiones de lectura en voz alta y presentaciones en general. Lo
ideal es que tenga tapete y una pequeña gradería en dos módulos de tres
escalones, cada uno de no más de 25 cm de alto
Amoblamiento
Las mesas
Las mesas deben poderse reubicar
para el trabajo en parejas y subgrupos. No son recomendables los pupitres
escolares individuales ni grandes mesas rectangulares ni muebles pesados, menos
aún las sillas universitarias individuales o los escritorios de tapas con bisagra. Lo mejor son mesas de
superficie horizontal totalmente planas (sin ranuras o muescas ni apliques de
relieve alguno), elaboradas en materiales resistentes y sólidos, con
superficies lavables (como la fórmica) que no se astillen y sean resistentes a
rayones y marcas.
En espacios muy grandes se pueden usar mesas rectangulares de lectura de seis puestos, con patas con topes plásticos que faciliten su traslado. Las mejores mesas son las trapezoidales, que pueden acomodarse para formar hexágonos, hileras y toda clase de figuras geométricas abiertas y cerradas para el trabajo en grupo. Ocho de estas mesas pueden albergar unos cuarenta estudiantes.
Las sillas
Las sillas deben ser apilables,
de plástico de color oscuro (verde o azul), sin posabrazos y que puedan
acomodarse fácilmente en hileras, auditorios o rincones. Si se usan sillas en
madera, deben ser muy resistentes, no se recomiendan las de madera y tubo
metálico ni las de metal, ni sillas en plástico termo-moldeado de una sola
pieza, pues son muy pesadas, costosas, y se deterioran y fracturan con
facilidad. Si el espacio es reducido, lo mejor es comprar butacos plásticos
apilables de 24 cm de alto, para que todos los estudiantes se puedan acomodar.
Por otro lado, no se debe llenar
la biblioteca de sillas plásticas para niños de preescolar, pues no podrán ser
utilizadas por los estudiantes más grandes ni por los adultos.
Tampoco es recomendable equipar
un espacio muy pequeño con muebles para preescolar, pues solo sirven para unos
pocos grados y ocupan mucho espacio.
La estantería
La estantería debe permitir que
los estudiantes exploren los libros por sí solos. En ese sentido, debe ser una
estantería abierta, sin puertas, vidrios o talanqueras. La estantería debería
ser de madera y con una altura de 1,50 m de alto, con entrepaños de 40 cm de
alto y otros 40 cm de profundidad. Esto permitirá que los libros «respiren»,
pues se disponen con los lomos nivelados hacia adelante y se deja un espacio
entre el canto y la pared. La cantidad de libros por metro de entrepaño oscila
entre 50 y 70 ejemplares, de manera que puedan sacarse fácilmente. Si se
colocan libros muy pesados, fortalezca los entrepaños con separadores
verticales de madera cada 30 cm. Estos separadores también se pueden usar como
cuña-libros. Si se cuenta con estantes con entrepaños
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